jueves, 13 de agosto de 2009

Mi primera manzana

Una manzana para el maestro" una frase clásica, aunque cuando uno recibe dicho fruto de un alumno realmente es una experiencia bonita.
Sería cuando un grupo de compañeros de la escuela nos reuniamos a estudiar para presentar algún examen, me daba a la tarea de enseñarles a mis compañeros.
Siempre - hasta la profesional - fui un buen estudiante y aparte me gustaba enseñar a mis amigos y compañeros, antes en las tardes y conforme seguía corriendo mi vida estudiantil también llego a abarcar mis noches y parte de mis noches.
Me llegó a pasar por la mente estudiar en la normal, sin embargo me preocupaba el probable bajo ingreso que pudiera tener como profesor.
También mi amor por la preparatoria donde estudié, pensé en enseñar en la misma como pago a las grandes vivencias y enseñanzas que aprendí en el CETis 155.
Después gracias a la intervención de una amiga, en mi trabajo me emplearon como instructor interno y en muchos de los proyectos donde he participado me toca la tarea de capacitar a los usuarios.
Debido a que cuando estudie la profesional fue altamente desgastante combinar escuela con trabajo decidí tomar mi año sabático que se volvieron como 15, y deje la titulación para mejores tiempos, aunque fue quedando más y más rezagado.
En las escuelas generalmente le piden a uno su título para poder dedicarse a la docencia y ese fue un impedimento para poder lograr el deseo de enseñar en una institución de educación superior, hasta que un buen día tomé la determinación de terminar y gracias a una llamada del maestro Becerra que me daba un ultimatum, por fin pude titularme en el 2006.
En 2007 que fue un año muy bueno - empecé como profesor y fui admitido en la maestria - recibí la llamada de mi amiga Goy invitándome a dar una clase y a su vez había mandado mi curriculum a otra universidad donde también me llamaron, y empece mi carrera como profesor.
Me ha ido muy bien para que negarlo, llevo un par de reconocimientos y claro es dinero extra que ayuda mucho. Sin embargo la enseñanza va más allá...
Los reconocimientos se deterioran y olvidan, el dinero se gasta y se va en muchas cosas, pero la sonrisa de alumnos y alumnas que después de un curso, me extienden su mano, y hasta algunos me regalan un abrazo, eso es lo que siempre se va a quedar conmigo.
Sobre todo la mirada, esa mirada que revela que deje "algo" en ellos, esa estima que traspasa la relación alumno-profesor es limpia como el corazón de mayoría de los que alguna vez han sido y son mis alumnos.
Hoy recibí ese pequeño presente que casí hizo que me sonrojara, lo tomé como un gesto de alta amabilidad y me hizo sentir bien, que llegando a mi trabajo presumí a mis compañeros, la primera manzana de mi alumna Chelito y compañeros de primero de contabilidad y finanzas. Gracias mil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El adiós a los amigos - hermanos

Siendo las 3 y pico de la mañana de este 5 de enero del 2021 al querer nuevamente conciliar el sueño para continuar mi descanso simplemente ...